Estados Unidos es un país de inmigrantes y siempre lo será. Esta tierra siempre albergó gente de todas partes del mundo, y ciudades como Miami son prueba de ello. No hay inmigrante que no haya necesitado o que no este interesado en conocer como realizar trámites migratorios ante la Agencia de Inmigración del Gobierno. Los temas migratorios siempre serán noticia en nuestros periódicos, radio y televisión. Prueba de ello es esta columna.
Viviendo en una ciudad como Miami, es muy común encontrar entre nuestros amigos, parientes y conocidos a gente que está tratando de arreglar su estatus migratorio, o gente que no puede arreglarlo por diferentes razones. El haber vivido años en esta ciudad, el haber pasado por estos trámites y tener los papeles en regla, o no, el mantenerse informado sobre los cambios en las leyes y política migratoria, hace que mucha gente crea que puede dar consejos y asesoría en temas de inmigración.
En esta ciudad siempre hay alguien que conoce a alguien que tuvo un caso igual al de uno, y que fue deportado, asilado, aprobado o denegado. Con mucha frecuencia vienen a mi oficina personas que me cuentan que su familiar o compañero de trabajo, con un caso igual al suyo, solucionó su problema migratorio de tal o cual manera. O vienen con el miedo en la cara porque su vecino o amigo les ha dicho que han escuchado en la televisión, radio, o por boca de otra persona, que casos como el de ellos son denegados.
En estos tiempos de incertidumbre es muy importante tener en claro que ningún caso es igual a otro, por mas parecidos que sean. A veces basta con que las personas sean nacionales de diferentes países para que el caso sea distinto, o basta que hayan entrado al país en fechas diferentes o por sitios diferentes. Nunca un caso es igual a otro.
Aunque el caso de nuestro amigo o pariente nos parezca sumamente parecido al nuestro, el mejor consejo que podemos darle es que busque la asesoría de un abogado de Inmigración. Cuando vaya a la cita es necesario que lleve todos sus documentos y papeles tramitados ante la agencia de inmigración. Cuéntele al abogado los detalles de su caso, por insignificantes que le parezcan. Muchas veces esto hace la diferencia.
Los abogados no sólo tenemos un deber de confidencialidad con nuestros clientes, sino también con aquellas personas que no lo son, pero vienen a consultarnos sobre su caso.
¡Mucho Cuidado!
Cuídese de los notarios, consultores en inmigración o cualquier persona no calificada y preparada en estos temas. Siempre busque la asesoría y los servicios de un abogado de inmigración para sus procesos y trámites migratorios.